Olas de calor en Irán e Irak, temperaturas de 50ºC y un julio marcado por muertes e incendios
Durante el verano, la combinación de calor extremo cerca de la superficie y aire frío en altura puede provocar precipitaciones extremas e inundaciones repentinas devastadoras en zonas altas, lo que afecta aún más a las personas y las infraestructuras, y provoca deslizamientos de tierra. Esta es una de las advertencias que hizo Omar Baddour, jefe de Monitoreo Climático de la OMM.
Japón registró un récord nacional de temperatura de 41,8°C el 5 de agosto, superando la marca de 41,2°C del 30 de julio. En la prolongada y excepcional ola de calor, se observaron decenas de récords en las estaciones meteorológicas, tanto para las temperaturas máximas diurnas como para las mínimas nocturnas. En varias regiones del hemisferio norte, las temperaturas máximas oscilaron entre 38°C y 40°C, y en algunas zonas incluso superaron los 42°C.
El principio de agosto continúa así la tendencia vista en julio. Según el Servicio de Cambio Climático Copernicus de la Unión Europea, julio de 2025 fue el tercer julio más caluroso a nivel mundial, después de 2023 y 2024. El sureste de Europa sufrió olas de calor e incendios forestales, con una temperatura récord de 50,5°C en Turquía. Fuera de Europa, las temperaturas más altas en comparación con la media se registraron en el Himalaya, China y Japón, según el boletín mensual del Servicio de Cambio Climático Copernicus.
Las muertes por golpes de calor se pueden evitar
El vicesecretario general de la OMM destacó que, si bien el calor extremo suele calificarse de “asesino silencioso”, con la ciencia, los datos y la tecnología actuales, esa afirmación carece de bases. “Todas las muertes por calor extremo se pueden evitar”, aseguró Ko Barrett.
Las proyecciones basadas en modelos indican que entre 2000 y 2019 se produjeron unas 489.000 muertes relacionadas con el calor cada año, el 45% de las cuales ocurrieron en Asia y el 36% en Europa. Las cifras, no obstante, serían una subestimación, ya que es reconocido que los diagnósticos y reportes oficiales de enfermedades, lesiones y muertes relacionadas con el calor no se documentan en toda su magnitud.
Los incendios forestales arrecian
El calor extremo ha alimentado incendios forestales catastróficos que han costado vidas y deteriorado la calidad del aire. Los bomberos en Chipre, Grecia y Turquía combatieron incendios forestales que obligaron a los residentes a huir de sus hogares, causaron muertes y llenaron el cielo de densas columnas de humo.
Si bien el incendio que se desató el martes en un bosque cerca del balneario de Tarifa, en el extremo sur de España, se ha estabilizado, los incendios siguen asolando el departamento francés de Aude. Iniciado el martes en un pueblo entre Carcasona y Narbona, el mayor incendio del verano en Francia arrasó al menos 16.000 hectáreas para la noche del miércoles, “más que toda la ciudad de París”, declararon las autoridades francesas.
En Norteamérica, Canadá vive una de las peores temporadas de incendios forestales registradas en términos de superficie quemada. Al 3 de agosto, se habían quemado más de 6,6 millones de hectáreas, según el Centro Interinstitucional Canadiense de Incendios Forestales. Esta cifra supera el promedio de 25 años de aproximadamente 2,2 millones de hectáreas, pero se mantiene por debajo de los más de 12,3 millones de hectáreas quemadas para esta fecha en 2023, un año récord.
El cambio climático está haciendo estragos: olas de calor, incendios forestales, inundaciones, etc., tal y como vienen prediciendo los expertos. El negacionismo solo puede justificarse por temas meramente económicos e intereses de poder. Pero el problema más grave es que este calor, la falta de medidas precautorias y la desinformación pueden costar vidas y eso es inadmisible.