Noruega transforma el CO2 en alimentos, ofreciendo una solución innovadora para salvar el planeta

Noruega transforma el CO2 en alimentos, ofreciendo una solución innovadora para salvar el planeta

Transformando el CO2 en Alimento

Sabemos que el dióxido de carbono es un gas muy contaminante para nuestro planeta, por lo que siempre estamos haciendo todo lo posible por reducir sus emisiones. Pero, ¿qué tal si este gas tan contaminante pudiera transformarse en comida? Aunque suena raro, Noruega lo ha conseguido.

Un gas muy contaminante, ahora nutritivo

Nuestro planeta está cada día más contaminado, por lo que constantemente debemos encontrar soluciones que nos ayuden a revertir o al menos minimizar este daño. Para ello, es vital conocer cuáles son los gases más contaminantes.

Aquí es donde solemos pensar en el dióxido de carbono, que ha sido considerado durante mucho tiempo uno de los principales responsables del calentamiento global, haciendo que disminuir sus emisiones sea una prioridad urgente.

Sin embargo, ¿qué tal si este gas se pudiera transformar en otro producto? Aunque suene extraño, Noruega está transformando el dióxido de carbono en un alimento que ayudará a miles de seres vivos y, por supuesto, a nuestro planeta.

Noruega convierte el CO2 en comida

En Finnfjord AS, una planta metalúrgica, están capturando 300.000 toneladas de dióxido de carbono (CO₂) al año y lo están usando para alimentar diatomeas, unas microalgas ricas en grasas saludables. Lo curioso es que después, estas algas se añaden a la comida para los salmones.

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Este proyecto no solo representa una forma innovadora de disminuir las emisiones, sino que también es un modelo de economía circular, ya que el dióxido de carbono se transforma de un problema a un recurso, algo tan innovador como convertir el plástico en alimento.

Pero, ¿es un alimento confiable? La respuesta es . Se han realizado diversas pruebas y los salmones alimentados con estas microalgas han mostrado resultados mucho mejores. Estas pruebas abarcan todo el ciclo de vida del pez, desde alevines hasta la talla comercial, y los resultados son consistentes.

Los salmones crecen bien, mantienen su salud y presentan una carne de calidad equivalente a la de animales alimentados con dietas convencionales. Además, se ha confirmado que el salmón alimentado con CO₂ es totalmente comestible y su carne no presenta diferencias.

Un gran aporte a la acuicultura

Uno de los mayores retos de la acuicultura ha sido encontrar fuentes sostenibles de ácidos grasos omega-3, que tradicionalmente se extraen del pescado salvaje. Aquí, las microalgas juegan un papel crucial, ya que sintetizan estos ácidos grasos directamente desde el CO₂ capturado.

Además, los alimentos enriquecidos con algas han mostrado otro beneficio: una reducción de la plaga de los piojos del salmón, un gran desafío ambiental y económico. Esta propiedad será un avance hacia productos más limpios y con menos uso de productos químicos.

Una solución escalable y con gran potencial

Una ventaja de esta solución es que no depende del clima ni de las estaciones del año, lo que facilita su escala industrial y asegura una producción estable. Además, al ser una producción a nivel local, se reduce la necesidad de importar materias primas, disminuyendo el impacto ambiental del transporte.

Como se ha podido observar, esta innovación está llena de beneficios para nuestro planeta. Por un lado, un gas contaminante se convierte en producto y, al mismo tiempo, se disminuye la huella de carbono de la producción de salmón.

Sin duda, Noruega ha presentado una solución que ayudará enormemente a nuestro planeta, demostrando que incluso los productos que contaminan pueden transformarse en recursos, convirtiéndose en un gran modelo de sostenibilidad. Y, por si fuera poco, ahora están experimentando con sus costas para cosechar energía en el mar.

FUENTE

Redaccion

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