lo que se encuentra en la Feria del Libro Viejo en sus casetas

Asistentes a la Feria del Libro Viejo de Santander. EFE/ Eva García.
Santander (EFE) – Más allá de los mostradores, la Feria del Libro Viejo de Santander, que se podrá visitar hasta el 17 de agosto en la Plaza de Alfonso XIII, esconde en la trastienda de sus casetas algunos tesoros literarios que pasan desapercibidos.
Las librerías que participan, tanto regionales como nacionales, reúnen ejemplares excepcionales, primeras ediciones, libros descatalogados o difíciles de encontrar que en muchas ocasiones pasan desapercibidos para el público general, según explica a EFE el director de la feria, Paco Roales.
“La gente pregunta por libros, pero suele ser por algún título que se les haya pasado por la cabeza, que normalmente no tienen más de cinco años. El que busca algo más concreto lo ve enseguida porque sabe lo que busca”, reconoce el librero.
Estos libros curiosos o únicos se obtienen en muchas ocasiones en casas que se quedan vacías porque fallece su dueño y los herederos prefieren donárselos a estos libreros con experiencia. A pesar de que muchas veces “no valen para nada”, a menudo aparece algún ejemplar interesante.
De Wilde a Lorca
Además de comprar, muchos visitantes de la feria buscan vender libros, explica Roales. Alrededor de 15 o 20 personas han acudido hasta el momento, pero la mayoría no le interesan porque de los que le ofrecen ya tiene muchos.
Roales tiene su propia colección personal y ha utilizado algunos de sus libros para elaborar la exposición de este año, dedicada a Portugal, ya que le gusta mucho Fernando Pessoa y ha reunido varios ejemplares para conformarla.
Tras su mostrador, el director de la feria muestra a EFE una edición de “Salomé” de Oscar Wilde de 1901, encuadernada en pergamino e ilustrada a acuarela por Aubrey Beardsley, uno de los grandes ilustradores del siglo XIX. “A quien le guste Oscar Wilde alucinaría con este ejemplar”, asegura Roales.
Enfrente de su caseta está la de la librería barcelonesa Litoral, de Patricia Camiño, que también guarda algunos ejemplares especiales que enseña a EFE, como una primera edición de ‘Bodas de Sangre’ de Federico García Lorca que data de 1935.
La librera lamenta que el grupo de personas que busca en las ferias este tipo de ejemplares sea “muy reducido” y que lo que más se vende en estos eventos sean los libros de segunda mano. “De libro antiguo tenemos algunos clientes, pero en toda la feria, que llevamos 10 días, habré vendido 10 libros de este tipo”, explica, aunque en su tienda física sí que recibe más compradores que buscan cosas más específicas.
Actualizar librerías
Muchos de los libreros que pasan por la Feria del Libros Viejo de Santander solo visitan otras dos o tres en todo el año, ya que es caro mover tantos libros, alojarse y hacer vida en otra ciudad durante los días que dura el evento, según explica a EFE Manuel Gómez, de Libros del Reino Secreto, de Segovia.
“En esta edición de la feria he optado por traer libros más grandes y venderlos a un precio bajo para ir liberándome de ellos, aunque sean ejemplares difíciles de encontrar”, señala.
Manuel Gómez muestra a EFE un libro sobre arte en Pompeya que está descatalogado y que en Internet “venden por el doble”, además de un ejemplar de ‘Los Meses’, que reúne escritos de Campoamor, Cánovas del Castillo, Pérez Galdós o Castelar y data de 1889.
“Por este tipo de libros me pregunta mucha gente el precio, pero no se los suelen llevar”, admite, y explica que normalmente no le da pena vender ese tipo de ejemplares, porque así puede ir actualizando los libros y comprar nuevos.
Aunque el director de la feria lamenta que “la librería como tal ya no exista” y que los jóvenes que se independizan no tengan ese mueble en el que televisión y libros compartían espacio, celebra que la feria sigue recibiendo mucho público joven.