La falta de un sueño reparador puede conducir a problemas cardíacos y enfermedades

La calidad del sueño, es decir, la cantidad de horas y qué tan reparadoras son, es de gran importancia para mantener el equilibrio de nuestra salud. Ahora, un estudio afirma que hay mucho más detrás de una buena noche de descanso.
Los españoles, según los expertos, no tienen una buena calidad de sueño, ya que más de la mitad, exactamente el 54 %, duerme menos de las entre siete y nueve horas que se recomiendan para una persona adulta.
Sueño de calidad para una vida saludable
La mitad de los españoles no duerme bien. Un 48 % de la población adulta no tiene un sueño de calidad y el 54 % duerme menos de las horas recomendadas. Uno de cada tres adultos se despierta con la sensación de no haber tenido un sueño reparador y más de cuatro millones de españoles padecen un trastorno de sueño crónico y grave. Son datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN) que alertan de un problema que en verano, y con olas de calor cada vez más intensas, empeora.
Durante los meses estivales, el momento de meterse en la cama por la noche puede ser un suplicio para muchos. Los trastornos de sueño son habituales para un número importante de personas que no siempre le dan la relevancia que merece a este problema, y la tiene. Dormir poco, descansar mal y tener una mala higiene del sueño no solo supone estar más cansado al día siguiente, rendir menos o estar más irascible; también es un problema de salud no menor.
Aumenta de forma muy significativa el riesgo de desarrollar enfermedades metabólicas como la obesidad, la diabetes, la hipertensión o problemas de colesterol y triglicéridos, lo que a su vez incrementa el riesgo de padecer algún tipo de enfermedad vascular (como ictus o infartos de miocardio) o enfermedades neurodegenerativas (como la enfermedad de Alzheimer).
Por otra parte, la falta de sueño también incrementa el riesgo de sufrir trastornos mentales graves como la depresión, y un sueño insuficiente se ha vinculado a una mayor incidencia de algunos tipos de cáncer, como el del colon, mama o próstata, según la SEN. Dormir mal de manera continuada incrementa hasta un 20 % el riesgo de mortalidad.
España no duerme bien
La doctora Celia García Malo, coordinadora del Grupo de Estudio de Trastornos de la Vigilia y Sueño de la Sociedad Española de Neurología, señala en una entrevista que España es “uno de los países que peor duerme”. Atribuye la situación a varios factores, incluyendo horarios poco saludables. “Alargamos la comida y la jornada laboral, llegamos tarde del trabajo, queremos mucha vida social, cenamos tarde y nos acostamos tarde, pero al día siguiente madrugamos”, explica.
Mientras que el resto de Europa se va a la cama entre las 22:00 y las 22:30, en España acostarse a las 00:00 o más allá de la medianoche es más que normal. La doctora aclara que, salvo que se forme parte del 5 % de la población que se cataloga como ‘dormidores cortos’, es decir, aquellas personas que les basta con dormir entre cinco y seis horas para sentirse bien y descansados, el resto de los mortales debe dormir entre siete y nueve horas si es un adulto; más de diez horas en los casos de niños mayores de dos años; y al menos ocho horas en adolescentes y jóvenes.
“Durante el sueño pasan cosas imprescindibles para nuestra salud en todo nuestro organismo: procesos esenciales en el sistema nervioso central y en el sistema inmunológico para estar bien, así como eventos metabólicos que bajan nuestra frecuencia cardiaca y arterial”, agrega.
Consolidar la fase REM
Además, “durante el sueño consolidamos los recuerdos y la memoria, y nuestras vivencias más trascendentales se consolidan en la fase REM”, apunta la doctora. El mal dormir no solo provoca problemas de atención y productividad, sino también aumenta el riesgo de accidentes laborales y de circulación, ya que se estima que están detrás del 30 % de los accidentes de tráfico en España. No dormir bien multiplica por cinco la probabilidad de tener un accidente al volante.
El problema se agudiza en verano, donde el calor no permite bajar la temperatura corporal, afectando la conciliación del sueño. No siempre las vacaciones fuera de casa ayudan; algunas personas se relajan y descansan mejor, pero para otras, los cambios de hábitos pueden perjudicar.
Nicolás, un hombre de 51 años, comparte su experiencia: “No consigo dormir más de cuatro horas seguidas, un problema que comenzó durante la pandemia y que se ha quedado como compañero de vida. A veces, siento agotamiento todo el día, irritabilidad y dolor de cabeza”. Nunca ha acudido al médico por este trastorno y ha tratado de mejorar su sueño a través del ejercicio físico, mientras que otros, como Isabel, de 50 años, recurren a medicamentos. “Mi insomnio comenzó de niña y ha empeorado con la ansiedad”, explica.
Consumo de benzodiazepinas
La situación de insomnio no es una excepción, ya que España es líder en el consumo de benzodiazepinas, un tipo de medicamento psicotrópico que se utiliza para tratar la ansiedad y el insomnio. Según Carlos Egea, neumólogo y presidente de la Federación Española de Sociedades de Sueño, los trastornos del sueño son uno de los principales problemas de salud pública en España. “Si la falta de descanso se evaluase como una enfermedad, estaríamos hablando de una catástrofe sanitaria”, afirma.
El problema es aún más serio cuando se considera que la ingesta de pastillas para dormir se ha normalizado. “Se consumen con mucha facilidad y también se recetan sin mucho control”, indica Egea. Este tipo de medicación puede ser una solución temporal, pero a largo plazo, los especialistas coinciden en que la higiene del sueño debe mejorar, comenzando por hábitos sencillos como cenar frugalmente antes de acostarse y evitar pantallas en la noche.
Unidad del sueño saturada
Desde la Sociedad Española de Neurología lamentan que la lista de espera para acudir a una unidad del sueño puede superar el año. Abogan por formar a médicos en el diagnóstico y tratamiento de los trastornos del sueño, que deben ser abordados de manera integral.
No todos los problemas de sueño son iguales: insomnio, apnea del sueño, ronquidos, síndrome de piernas inquietas, narcolepsia, trastornos del ritmo circadiano y somnolencia excesiva, requieren un tratamiento específico.
Las unidades de sueño logran mejorar la calidad de vida del 80 % de los pacientes, pero el problema es que muchos españoles no buscan ayuda médica, normalizando el mal descanso. Los expertos instan a que se consulte este problema con el médico de atención primaria y que se evite la automedicación.
Alimentación, ejercicio y sueño: fundamentos de la vida sana
La Organización Mundial de la Salud (OMS) enfatiza la importancia de tres pilares para la salud: sueño, alimentación y ejercicio físico, elementos interconectados cuyo equilibrio es crucial para el bienestar general.
“Nos enseñan a comer bien y a hacer ejercicio, pero no se analiza cómo debemos dormir, un factor esencial en nuestra salud general”, afirma el doctor Egea. La doctora García coincide en que hay una mayor conciencia sobre la alimentación y el ejercicio, mientras que se descuida el descanso. Además, los expertos destacan que el problema del sueño afecta más a las mujeres que a los hombres: solo el 33 % de las mujeres españolas duerme al menos siete horas entre semana.
En resumen, la mala calidad del sueño ya está normalizada en la sociedad, llevando a las personas a recurrir a medicamentos sin atender las causas subyacentes, lo que a la larga resulta muy perjudicial para la salud.