La energía solar es más rentable en España: ¿qué sucederá cuando dejemos de producir

El Dilema de la Siembra Solar en España

La irrupción de la energía solar en el panorama agrícola español ha desatado una verdadera ‘fiebre solar’. Este fenómeno no solo transforma el paisaje, sino que también pone en jaque la tradición agrícola del país y plantea un dilema existencial para el futuro del campo español.

La siembra solar está cambiando todo

Según los datos de la empresa instaladora EAVE, el precio medio de alquiler para proyectos solares se sitúa entre 1.000 y 2.000 euros por hectárea al año. Los contratos son estables, con duraciones de 20 a 30 años, y los cultivos más avanzados, como los olivares o los pistachos, pueden generar entre 3.000 y 8.000 euros por hectárea.

No obstante, la siembra solar no ha estado exenta de polémicas. Por un lado, muchos agricultores lo ven como una forma segura de ganar dinero y asegurar su futuro, con una oferta tan tentadora que comparan con «el remolque para sobrevivir a un apocalipsis». Sin embargo, para grupos como SOS Rural, esta situación representa una amenaza para la producción de alimentos y la identidad del campo. De hecho, en Lopera, un pueblo de Jaén, la tensión es notable, ya que varios proyectos solares planean talar más de 100.000 olivos centenarios en suelos altamente productivos.

Los grupos ecologistas y algunas comunidades rurales advierten que estos proyectos se están desarrollando en las tierras más fértiles de España, que tardan siglos en formarse. Aunque no se oponen a la energía solar en sí, sí critican su uso indiscriminado en estas tierras. Además, acusan a varias empresas de utilizar trucos legales para eludir los controles ambientales y presionar a los agricultores para que vendan sus terrenos, lo que ha llevado a exigir la creación de leyes que protejan estos suelos antes de que sea demasiado tarde.

Lo mejor de ambos mundos

Ante el dilema de elegir entre cultivar o instalar paneles, surge una tercera vía: la ‘agrovoltaica’. Esta técnica busca combinar ambas actividades en una misma superficie, produciendo electricidad sin dejar de cultivar.

Investigadores de la Universidad de Córdoba han demostrado que es viable instalar paneles elevados en olivares sin afectar la producción. Este concepto ya ha sido aplicado con éxito en otros países, donde viñedos italianos han mejorado la calidad de su vino bajo la sombra de los paneles solares.

Otra opción es que el propio agricultor instale paneles solares para generar electricidad y reducir significativamente sus gastos en energía, especialmente si utiliza riego. Por ejemplo, una granja con un sistema de 100 kW podría ahorrar cerca de 10.000 euros cada año en su factura de luz.

La agricultura y la energía solar son dos áreas muy diferentes, pero si se combinan de manera adecuada, se podría obtener lo mejor de ambos mundos. Así, España no tendría que elegir entre cosechar alimentos o producir energía limpia; de hecho, hay lugares donde se «siembran» baterías y se cosecha combustible.

FUENTE

Redaccion

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