Stella del Carmen Banderas se casa con Álex Gruszynski en una emotiva ceremonia familiar

Stella del Carmen Banderas se casa con Álex Gruszynski en una emotiva ceremonia familiar

Boda de Stella del Carmen Banderas

Stella del Carmen, hija de Antonio Banderas y Melanie Griffith, se ha casado este sábado con el economista Alex Gruszynski en el hotel de cinco estrellas Abadía Retuerta LeDomaine, un antiguo monasterio del siglo XII situado en Sardón de Duero (Valladolid), ante unos 250 invitados, entre ellos numerosos rostros conocidos de Hollywood.

Acompañada de sus padres, Stella del Carmen, de 29 años, y Alex Gruszynski, quien está vinculado a la industria del cine y a quien conoce desde su etapa escolar infantil, han intercambiado votos en una ceremonia que contó con la presencia de invitados ilustres como el actor Don Johnson, primer esposo de Melanie Griffith, y su hija Dakota Johnson. Además, las hijas del expresidente de Estados Unidos Barack Obama, Malia y Sasha, también asistieron al enlace, junto con Trudie Styler, esposa de Sting.

El brindis de Antonio Banderas con la prensa

Tras finalizar la ceremonia, Antonio Banderas, visiblemente emocionado, salió a la puerta de la finca para atender a los numerosos medios que cubrían el evento. Destacó el ambiente familiar y emotivo de la ceremonia y expresó su alegría por ver a su hija casarse. Comentó que hubo «lagrimillas», dado que su hija y su yerno se conocen desde hace 25 años. Además, subrayó que no hubo nervios, sino elegancia, y expresó su agradecimiento a todas las personas que trabajaron en la boda y a los pueblos de la zona que se comportaron de manera ejemplar.

Finalmente, Banderas brindó con la prensa en agradecimiento por su presencia, mientras un vigilante de seguridad repartía comida a los periodistas de parte de los novios.

Una boda blindada

El hermetismo y la privacidad marcaron la organización y desarrollo de la boda, a pesar de la gran expectación de los medios de comunicación, curiosos y fans que se encontraban junto a la verja de acceso al complejo hotelero, en un desvío de la N-122, en un pueblo con aproximadamente medio millar de vecinos. Los invitados accedieron en coche al recinto, donde la dirección tuvo que incrementar la seguridad a petición de la Subdelegación del Gobierno en Valladolid. Los trabajadores del hotel no pudieron usar teléfonos móviles durante el evento.

El hotel, que también dispone de helipuerto, permitió el acceso a algunos de los cerca de 250 invitados que disfrutaron de la celebración. La familia Banderas-Griffith ocupó casi la totalidad de las treinta habitaciones del complejo de máxima exclusividad, lo que obligó a otros invitados a alojarse en establecimientos cercanos, como el antiguo monasterio de Santa María, a pocos kilómetros en Valbuena de Duero, donde el viernes se celebró una ‘preboda’ en esta estación termal. Más de un centenar de trabajadores, incluidos chóferes, camareros, asistentes e instaladores, debieron firmar contratos de confidencialidad.

Fans y pancartas

Ante estas limitaciones, algunos curiosos mostraron su sentido del humor, como un grupo de amigos que desplegó una pancarta que decía «Americanos, os recibimos con alegría», en referencia a la película ‘Bienvenido Mr. Marshall’ (1953) de Luis García Berlanga. También un vecino de Peñafiel fue interceptado por el equipo de seguridad del hotel al intentar entregar una carta a Antonio Banderas. Además, una familia se desplazó a Sardón de Duero con la esperanza de que su hija pudiera ver a Dakota Johnson, de la que es una gran admiradora.

Antonio Banderas llegó a Valladolid en un vuelo privado el pasado miércoles para supervisar y ultimar todos los detalles del acontecimiento familiar.

Enclave privilegiado

Con estrictas medidas de seguridad, tanto en el interior del recinto como en los accesos a la finca desde la carretera N-122 y la provincial VP-3001, la boda se celebró en el complejo Abadía Retuerta LeDomaine, que conserva la esencia del antiguo monasterio del siglo XII. Este recinto cuenta con varias hectáreas de viñedo, un helipuerto en sus inmediaciones, tratamientos termales, un restaurante con Estrella Michelin (el ‘Refectorio’) y lujosas estancias en un antiguo cenobio premostratense, consagrado en la época de la repoblación y fundación de la ciudad de Valladolid.

La curva de ballesta (‘rivula torta’) del río Duero inspiró a los monjes el nombre de Retuerta, el cual todavía conserva esta área que se encuentra a aproximadamente treinta kilómetros de Valladolid. Los alrededores retratan el claro declive demográfico del interior peninsular, que hace una década el escritor Sergio del Molino denominó ‘España vacía’.

FUENTE

Redaccion

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