Mary-Claire King continuará analizando las mutaciones genéticas del cerebro mientras sea posible

Mary-Claire King continuará analizando las mutaciones genéticas del cerebro mientras sea posible

Mary-Claire King: Una vida dedicada a la investigación genética

Oviedo (EFE) – La genetista estadounidense Mary-Claire King, galardonada con el Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica 2025, a sus 79 años afirma no tener planes de jubilarse. Continúa su investigación sobre el origen genético de enfermedades mentales, como la esquizofrenia, aunque reconoce que espera que pasen unas dos décadas antes de que se puedan ver resultados prácticos.

King, reconocida por sus contribuciones pioneras en la aplicación de la genética al estudio y prevención del cáncer, así como en la defensa de los derechos humanos, se encuentra en Oviedo con motivo de la entrega de los Premios Princesa de Asturias, que se celebrará el próximo viernes con la presencia de los Reyes, la princesa Leonor y la infanta Sofía.

En un encuentro con la prensa, King ha expresado su continuo entusiasmo por la investigación a punto de cumplir 80 años en febrero, indicando que no se jubilará mientras «siga funcionando bien la cabeza».

Enfermedad mental grave

La genetista trabaja con su equipo, que se enfoca en derechos humanos y cáncer de mama, pero especialmente en enfermedades mentales graves. Su objetivo es «aprovechar la genética para intentar comprender qué falla cuando ocurren nuevas mutaciones durante el desarrollo del feto, que, en algunos casos, son compatibles con la vida, pero perjudican el desarrollo neuronal del bebé».

Según su hipótesis, muchas de esas mutaciones podrían dar lugar a enfermedades mentales como la esquizofrenia durante la adolescencia, aunque sus resultados no se espera que se materialicen antes de dos décadas. King, quien descubrió el gen BRCA1—que ha permitido identificar a miles de mujeres con alto riesgo de desarrollar cáncer de mama o de ovario hereditario—señala que desde la fase inicial hasta el desarrollo de los primeros fármacos para su tratamiento se tardaron 20 años.

Aunque en el caso del cerebro podría demorarse aún más «porque es un órgano más complicado», King subraya que la tecnología «ha mejorado mucho y avanza rápidamente», sugiriendo que también podrían requerirse aproximadamente 20 años para alcanzar resultados similares en su área de estudio.

«Espero que me esté pasando de conservadora en ese cálculo», añade esta pionera en la genética evolutiva, quien confía en que su equipo, conformado por investigadores más jóvenes, continuará su trabajo cuando ella ya no pueda.

Para lograrlo, deberán desarrollar un «repertorio o librería de información de muchos pacientes de todo el mundo» que compilarán para crear modelos que expliquen las vías de interacción de los distintos genes, información con la que los bioquímicos podrán posteriormente desarrollar tratamientos.

«Un experimento siempre será un buen experimento, sin importar el género, la cultura y todo lo demás,» apuntó King, para quien las experiencias personales son las que dan origen a las preguntas que se busca responder a través de la investigación.

El poder de la genética

Graduada en matemáticas y doctora en genética y epidemiología, esta investigadora que a los 15 años perdió a su mejor amiga por cáncer, ha desafiado desde el principio teorías vigentes al demostrar que chimpancés y humanos comparten el 99% de su genoma. También ha evidenciado que el cáncer puede tener un componente hereditario.

King ha establecido las bases de la predicción genética del cáncer, utilizando modelos matemáticos y técnicas basadas en ADN mitocondrial. Creó el llamado “índice de abuelidad” que ayudó a identificar a más de un centenar de niños desaparecidos durante la dictadura argentina, así como en otros conflictos y desastres.

Al preguntarle qué le ha proporcionado más satisfacción a lo largo de su carrera, ya sea sus descubrimientos sobre el cáncer, la genética evolutiva o el haber podido poner la ciencia al servicio de los derechos humanos, ella responde que es tan difícil como pedir a un padre o madre que elija entre sus hijos. «A todos los quiero por igual y todos ellos son expresión del poder de la genética, de un conocimiento crítico y de la capacidad de trabajar en equipo», afirma la profesora de la Universidad de Washington, quien considera que no hay nada mejor que darse cuenta de que algo va a funcionar en sus proyectos.

El caos de Trump

Mary-Claire King también coincide con el demógrafo estadounidense Douglas Massey, Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales 2025, al afirmar que las políticas de Donald Trump no solo afectan la economía, sino también la ciencia y la universidad. Para ella, «cualquier científico americano» se ha visto impactado por el «caos» generado por los ataques a los Institutos Nacionales de Salud.

No obstante, King confía en que en los próximos meses, y poco a poco, se retome cierto nivel de estabilidad, pues hay personas de «buena voluntad que saben lo que es necesario hacer».

FUENTE

Redaccion

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