Cómo podrían haberse prevenido las fallas de seguridad en el robo del museo del Louvre
Policías franceses observan una ventana rota un día después de un robo en el Museo del Louvre en París, Francia. EFE/EPA/Yoan Valat
Madrid (EFE).- José Luis Gómez Calvo, analista de riesgos y experto en seguridad, sostiene que el robo del domingo en el Museo del Louvre se debió a un «estrepitoso» fallo en la prevención y en la reacción, evidenciando una «deficiente» seguridad que ya había suscitado quejas anteriormente.
A plena luz del día, cuatro ladrones utilizaron un montacargas para acceder al primer piso, romper el cristal de una de las puertas balconeras, destrozar las vitrinas y apoderarse de nueve joyas históricas de un valor incalculable. Sin embargo, en su huida, dejaron atrás una: la corona de la emperatriz Eugenia de Montijo.
Todo ocurrió en apenas siete minutos, tras lo cual huyeron en dos motos.
Medidas de seguridad deficientes y falta de reacción
Más allá de los resultados de la investigación policial y la búsqueda de los ladrones, el robo en uno de los museos más visitados del mundo ha puesto de manifiesto las deficiencias en las medidas de seguridad del Louvre. Gómez señala que la entrada utilizada por los delincuentes era especialmente «vulnerable» debido a las obras que se estaban realizando en el área.
Asimismo, ha quedado evidente la escasa capacidad de respuesta del museo ante este tipo de situaciones. «Siete minutos para robar es poco tiempo, pero es suficiente para haber reaccionado de alguna manera», añade el experto. Gómez sugiere que los ladrones conocían bien el museo e ingresaron disfrazados de obreros debido a las obras en curso.
A pesar de su aparente planificación, el experto duda de la «profesionalidad» de estos delincuentes. Se dejaron un chaleco que podría contener huellas, perdieron la corona, que podría ser la joya más valiosa, y optaron por romper los cristales, generando un gran escándalo en pleno día y con visitantes presentes.
Gómez subraya que «sin duda conocían la ubicación de las joyas y que las medidas de seguridad eran muy pequeñas, por no decir inexistentes». Recuerda que los ladrones ignoraron el famoso diamante «Régent» de 140 quilates, uno de los más grandes del mundo, probablemente porque su venta es complicada.
Es probable que se hayan llevado otras joyas por su facilidad de desmontaje, pudiendo incluso transportarlas fuera de Francia y reensamblarlas en otro país por joyeros experimentados. Sin embargo, estos son solo supuestos, y la investigación aclarará todos estos puntos.
Así debería ser el sistema de seguridad para edificios de museos
Mientras tanto, Gómez detalla cómo debería estructurarse el sistema de seguridad en museos como el Louvre.
1. Seguridad pasiva
Este sistema incluye:
- Elementos de cierre con blindaje resistente en huecos exteriores: puertas y ventanas con materiales de alta resistencia.
- Vitrinas y expositores con vidrio de alta resistencia.
- Vidrios blindados para proteger cuadros y otras obras de arte.
2. Seguridad activa
Se sugiere implementar control de accesos mediante:
- Sistemas de detección de objetos (arcos detectores y escáneres).
- Cámaras para captación y reconocimiento de rostros para rastreo posterior.
El sistema perimetral debería contar con:
- Componentes de detección de irrupción en fachadas.
- Cámaras de videovigilancia con visión nocturna y capacidad para detectar y analizar movimientos.
- Detección de ‘butrones’ mediante detectores sísmicos.
Elementos adicionales pueden incluir:
- Sensores en puertas y ventanas para detectar rotura e impacto.
- Detectores de presencia y movimiento (desactivados durante las visitas).
- Sensores de rotura de vidrio en vitrinas.
- Cámaras de videovigilancia interior con análisis de rostros.
- Personal de vigilancia con medios de comunicación adecuados.
- Un sistema de respuesta ante alarmas, preparado y con suficiente número de efectivos.
- Sistema de alimentación eléctrica ininterrumpido y de comunicación protegido.
